“Skeletá”: el último salmo de Ghost
por Simón F Carrillo
Mucho ha cambiado desde que Ghost irrumpió en la escena metalera en 2010. Han pasado de sus humildes comienzos a convertirse en una de las fuerzas más dominantes del rock moderno. Con los años, también han evolucionado musicalmente, desde el estilo underground y siniestro de Opus Eponymous hasta la suntuosa decadencia de Impera. Ahora, con la llegada de su sexto álbum, esa sensación de crecimiento es más palpable que nunca.
En este punto de su carrera, la banda sueca Ghost ha construido algo innegable. Con una discografía corta pero potente y un seguimiento de culto en constante expansión, han consolidado su identidad a través de cada nuevo lanzamiento. Y, como es tradición, cada álbum de Ghost trae consigo una nueva estética. En esta ocasión, el líder Tobias Forge adopta la imagen del Papa V Perpetua para el último trabajo de la banda: Skeletá.
Producido por Gene Walker y mezclado por Andy Wallace y Dan Malsch, Skeletá, lanzado bajo el sello discográfico Loma Vista (fundado por Tom Whalley, ex CEO de Warner Records), es su obra más introspectiva y decidida hasta la fecha. Mientras que álbumes anteriores como Impera exploraban el auge y caída de los imperios, y Prequelle evocaba los estragos de las plagas en la humanidad, las letras de Skeletá se adentran en distintas perspectivas emocionales individuales. A lo largo de sus diez canciones, los protagonistas parecen dialogar consigo mismos frente a un espejo, creando una colección única de sentimientos filtrados a través de una visión profundamente personal.
Pero Skeletá es mucho más que la suma de sus canciones: su estructura forma un arco temático fascinante. Todo comienza con el enérgico himno “Peacefield”, que da paso a territorios espirituales más oscuros con las melodías agridulces de “Lachryma”, el demoníacamente pegadizo primer sencillo “Satanized” y la épica balada introspectiva “Guiding Lights”. Ghost suena más centrado que nunca, y cómodo con su química como colectivo, confiando plenamente en sus visiones sónicas.
Este álbum conceptual audaz está diseñado para llevar a la banda a nuevas alturas. Las armonías angelicales en “Guiding Lights” dan vida a sus letras, mientras que el trabajo de sintetizador y el sutil funk de “Umbra” presentan una faceta completamente nueva de Ghost. La banda siempre ha demostrado su habilidad para reinventarse en cada lanzamiento, pero este álbum podría representar su evolución más ambiciosa hasta la fecha. Ghost ha logrado expandir la esencia del hard rock, incorporando toques sutiles de pop contagioso—como se aprecia en la emotiva balada y tema de cierre, “Excelsis”—y agregando teclas brillantes a sus melodías en “Cenotaph”.
Aunque la banda cumple su promesa de cambiar su sonido con cada álbum, el concepto lírico de Skeletá sigue siendo impactante. Su composición está llena de imágenes de altares cubiertos de velas y espíritus demoníacos, sumergiendo al oyente en una atmósfera única.
Lejos de representar una caída en desgracia para Ghost, Skeletá es una pieza ambiciosa de rock que desafía sus propios límites sonoros, sin perder de vista sus raíces. Con melodías precisas y arreglos meticulosamente elaborados, el álbum logra satisfacer a los fans de siempre, aunque puede que no resulte el punto de entrada ideal para nuevos oyentes.